martes, 28 de enero de 2014

De la cuna a la cama.

Llega un momento en el que, casi por casualidad, nos damos cuenta que nuestro hijo ya no es un bebé, se levanta sólo de la cuna sin dificultad, ya camina, se sienta, intenta subirse a todas partes... incluso se mueve tanto por las noches que parece que le falte espacio...pues bien, en mi caso cuando me dí cuenta que Noa hacía todas estas cosas decidí que era el momento de pasar de la Cuna a la Cama.



Sinceramente, me daba un miedo terrible ya que ella, en el momento en el que se despertaba, buscaba su chupete, su muñeca, se ponía directamente en pié y ¡Mamaaaá!.... pero, en algún momento había que dar el paso, así que no lo pensé más...

Esa misma noche le quitamos la barandilla de su cuna para que se fuera acostumbrando, por suerte el colchón quedaba a un palmo del suelo.  Esa noche le puse un montón de cojines en el suelo por si las moscas, y menos mal...Noa se fue al suelo varias veces, yo no dormí en toda la noche porque estuve muy pendiente de ella en todo momento, y la verdad es que me lo pasé hasta bien, ya que ella seguía durmiendo y ni se enteraba que dormía entre cojines...jajaja.... así estuvimos tres días...

Un sábado por la mañana nos fuimos con ella a Ikea, y le explicamos lo que iba a suceder, le explicamos que ya se había hecho mayor, y que le íbamos a comprar una cama para niñas grandes. A ella le encantó la idea desde el principio, ya que eso de ser mayor les hace sentir de maravilla. Rubén y yo decidimos el modelo de la cama, una camita más bien pequeña para que ella se sintiera cómoda, las sábanas dejamos que las eligiera ella, si, ya podéis imaginaros como son...pues si, de color rosa, con un castillo y una princesa. A mi no me convencía demasiado pero el objetivo principal era que Noa se sintiera cómoda en su nueva cama, y así lo hicimos.


Al llegar a casa empezamos a desmontar su cuna con ella delante para que viera como iría cambiando su habitación. Una vez tuvimos la cama montada sólo hacía que subir y bajar, yo le expliqué muchas muchas veces cómo debía de subir y bajar y que si se despertaba por la noche, ya no podía ponerse en pié, tenía que sentarse y llamarme.....¡¡lo ensayamos durante todo el día!!!

Al llegar la noche estaba tan contenta de dormir con su princesa y su castillo que no podía conciliar el sueño, así que cogí el libro Cuentos para dormir y soñar, de Sm escrito por Susana Martínez Martínez e ilustrado por Miguel Tanco. Me pareció la opción más acertada para ese momento ya que son cuentos cortitos, ideales para antes de ir a dormir. No pude hacer mejor elección, a través de esos pequeños relatos conseguí que se relajara y se durmiera como un angelito...y yo seguí con lo mío....

 Volví a llenar el suelo de cojines pero esta vez ya no los necesitó. Al despertar por la mañana se sentó y me llamó. ¡¡Yo no me lo podía creer!! Estaba convencida que iría directa al suelo...
Una vez más nos dio una lección de cómo son capaces de asimilar los cambios a pesar de su corta edad.

Pueden haber distintas razones por las cuales se decide decir adiós a la cuna, puede ser porque la cuna se haya quedado pequeña, por la llegada de un hermanito (se aconseja que se haga antes de la llegada del nuevo hermanito) para que lo tenga bien asimilado. No hay una edad ni un momento justo para hacer el cambio, cada familia tiene que observar a su pequeño y ver cuándo está preparado para ello, sin prisas, ya sabemos que cada niño es un mundo y cada niño tiene un ritmo distinto.

¿Nos explicas cómo y cuándo cambiasteis a tu hijo de la cuna a la cama? ¿Qué tal el cambio?




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